Alrededor de Corea del Norte hay mucho hermetismo. Apenas residen extranjeros allí y hay una fuerte censura a internet y a información proveniente del exterior. Con el tema del cannabis sucede algo parecido. Durante muchos años se ha dicho que este país asiático es un paraíso para los fumadores de marihuana.
En concreto, la leyenda urbana dice que la planta crece de forma salvaje por todo el país, pero además, los norcoreanos pueden comprarla en tiendas parecidas a los bazares orientales y fumarla donde quieran. Contaban que incluso es posible encontrar “porros descomunales” en algunos de ellos, mientras que turistas chinos y rusos pueden compran marihuana muy barata en la frontera. Visto lo visto, todo son facilidades para los amantes de la hierba. Sin embargo, no está tan claro:un nuevo reportaje periodístico ha desmontado algunos de estos mitos.
El embajador sueco en el país, Torkel Stiernlof, le contó al periodista Eric Talmadge que la marihuana es una sustancia perseguida que se encuentra en la misma categoría que la cocaína o la heroína. En su opinión, el Gobierno del país no hace oídos sordos, como a veces se había dicho. “Nadie puede comprarla de manera legal y fumarla sería delito”, resume Stiernlof. En el caso de una persona extranjera, no habría “misericordia” con ella.
Los bulos sobre la marihuana en Corea del Norte han llegado hasta el punto de que muchos extranjeros, cuando preparan su viaje, preguntan sobre la posibilidad de consumirla. Simon Cockerell tiene una agencia de turismo especializada en este país y está acostumbrado a ello, así que una y otra vez tiene que advertir que no será posible encontrar cannabis legal en el país.
Se cree que la confusión viene de la abundancia de cáñamo en el país, que a veces se confunde con las variedades Indica y Sativa que tienen el componente psicoactivo de la marihuana. El cáñamo no tiene apenas THC como la marihuana. Así, si se fuma no se consigue el efecto mental al que acuden muchos usuarios de cannabis.
La planta de cáñamo crece con el beneplácito de Pionyang, que la califica como una cepa “perfecta para el siglo XXI”, respetuosa con el medio ambiente y que se usa para fabricar toallas, aceite de cocina, cinturones o pienso para conejos. Incluso se dice, aunque no está confirmado, que las autoridades animan a cultivarla porque puede usarse como fuente de energía para sus drones militares.
Troy Collings, que también gestiona una agencia que organiza viajes a Corea del Norte, ha explicado que lo habitual es usar cáñamo como un sustituto barato (y nada psicoactivo) del tabaco y que él mismo lo ha comprado para ello. Los agricultores lo recolectan en su estado salvaje montañoso, lo secan y lo venden en los mercados. Incluso se vende una especie de picadura marrón y verde que también se puede confundir con los cogollos triturados.
Así, parece que lo que muchos creían que era marihuana se trataba solo de cáñamo, bien creciendo salvaje o bien ya secado y distribuido por los propios norcoreanos. A la espera de que más fuentes aclaren si los nuevos cultivos están siendo usados para crear gasolina de drones o para algún otro fin, habrá que tener cuidado con las informaciones sobre el cannabis que provengan de ese país.
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