Desde que sembremos las semillas hasta que cortemos nuestras plantas deberemos transplantar en al menos dos ocasiones: El primer transplante que se hace del semillero a la primera maceta (3-4litros) donde las plantas crecerán las primeras 4-5 semanas. El segundo trasplante que hagamos será el de estás macetas a unos contenedores medios o grandes (con 7-11 litros en interior y 11-50litros en exterior), dependiendo del espacio y el número de plantas que tengamos, para que acaben en ellos el crecimiento y hagan toda la floración.
Existen varias situaciones durante el cultivo en las que tendremos que trasplantar, si cultivamos esquejes seguramente sólo tendremos que hacer un trasplante, de la maceta o taco de lana de roca donde la enraizamos a un contenedor mediano o grande para que crezca un poco y pasarla rápidamente a floración. Pero en el caso de las plantas madre lo ideal sería trasplantar (para renovar la tierra y sanear las raíces) cada seis meses.Se debe siempre trasplantar a primeras horas del día o cuando los focos se apaguen para evitar que la luz estropee las raíces. Nunca debemos dejar las raíces expuestas directamente a la luz solar o a la luz de los focos más de cinco minutos, pues son con diferencia la parte más sensible de toda la planta.
Existen diferentes mezclas de tierra en el mercado según las necesidades del cultivo. Usa siempre una mezcla comercial adecuada al estadio en el que se encuentren nuestras plantas, si vas a germinar semillas o a hacer esquejes te aconsejamos las tierras “Light Mix”, que vienen ligeramente abonadas y son perfectas para que las plantas se desarrollen durante las dos o tres primeras semanas de cultivo. Para las plantas de mayor tamaño, los esquejes ya enraizados o para el mantenimiento de nuestras plantas madre lo ideal es usar una tierra “completa” de crecimiento (tipo All Mix) que contenga todos los nutrientes necesarios para cubrir el ciclo completo de vida de la planta. En función del desarrollo de las plantas y su estadio, se obtendrán mejores resultados usando un extra de fertilizantes líquidos.
Para la floración podemos elegir entre usar este tipo de mezcla (All Mix) en combinación con abonos líquidos, o usar una de las mezclas comerciales para la floración. Estas tierras de cultivo están especialmente diseñadas para aportar a las plantas todos los nutrientes necesarios para la fase de la floración, siendo el tipo de tierra más usada para el cultivo biológico, tanto en el interior como en el exterior.
· Para la germinación y primer transplante: Tras la siembra, brotan las semillas y llega el momento de pasar los plantones a una pequeña maceta (3-4litros). A veces, al germinar los brotes comienzan a espigarse en busca de la luz, si ves que esto ocurre coloca el semillero más cerca del foco o la ventana donde estén geminando y ponles un palillo como guía para que no se quiebre su frágil tallo. El momento más adecuado para realizar el primer trasplante es después de que los plantones desarrollen el primer par de hojas dentadas o par de hojas reales (las dos primeras hojitas redondas que les salen son los cotiledones, esas no).
Para pasar los plantones recién germinados a otra maceta, lo primero es preparar la maceta o macetas que necesitaremos colocando una pequeña capa de material de drenaje (arlita, graba o piedrecillas limpias) y rellenando un poco con tierra (preferentemente una mezcla ligeramente abonada para semilleros y esquejes). Después hacemos un hueco con las manos en la tierra y acomodamos en él la plantita con cuidado de no romper el tallo y la pequeña raíz.
Conviene ser bastante cuidadoso a lo largo de todo el proceso del trasplante y poner mucha atención en lo que se hace, las plántulas son muy delicadas. El siguiente paso es sujetar firmemente el tallo del plantón con una mano (así evitaremos que se quiebre) mientras rellenamos con la otra el resto de la maceta con tierra. Se debe rellenar el contenedor hasta dejar solo un dedo de separación (1-2cm.) entre las hojitas y el sustrato, así los plantones desarrollarán un buen sistema radicular. Uno de los errores más comunes que se suele cometer al empezar a cultivar es precisamente él de dejar poco enterrado el tallo de los plantones haciendo que futuras plantas se espiguen y crezcan más a lo alto que a lo ancho, todo lo contrario de lo que nos interesa.
· El trasplante: A medida que nuestras plantas crecen y se desarrollan necesitan más espacio para expandir sus raíces y más tierra de la que asimilar nutrientes. En el caso de las plantas en crecimiento y los esquejes conviene trasplantar cuando la maceta donde están se llena completamente de raíces. Esto podemos verlo de cuando en cuando (por ejemplo cada quince días), aprovechando antes de regar un día que vallamos a fertilizar nuestras plantas, cuando la tierra está compacta y resulta más sencillo extraer el cepellón sin dañar las raíces.
Para hacerlo sólo tienes que poner una mano sobre la tierra de la maceta sujetándola con firmeza y la giramos con cuidado sacando un poco el cepellón para ver lo lleno de raíces que está. No debemos tocar más de lo estrictamente necesario las raíces de las plantas con las manos para evitar que estas se dañen.
Cuando trasplantemos nuestras plantas procederemos de igual forma: primero preparemos la maceta o las macetas donde van a ser trasplantadas las plantas poniendo una pequeña capa de material de drenaje (arlita, graba o piedrecillas limpias) y un poco con tierra. Después extraemos la planta de la maceta sacando el cepellón entero tal y como os explicamos antes. Recuerda que si la tierra está seca y compacta el trasplante resultará mucho menos traumático para las plantas.
Por último acomodaremos la planta en su nuevo contenedor enterrando un poco el tallo, y rellenamos por completo con tierra. Dependiendo de las necesidades nutricionales de las plantas usaremos una tierra “completa” de crecimiento o una mezcla especial con guano de murciélago para la floración. Recuerda que no hay que compactar mucho la tierra de las macetas para que las raíces se expandan sin dificultad.
En el caso de las plantas madre, al ser plantas destinadas exclusivamente a la producción de esquejes, se deben atender a necesidades nutricionales especificas y se requieren de cuidados extra para el mantenimiento del cultivo. Entre estos cuidados especiales están las técnicas dirigidas a sanear y a renovar las raíces y el medio de cultivo.
Mediante la poda de raíces y el transplante regular de las plantas madre conseguimos mantener tanto su tamaño como su vitalidad, pues al quitar las viejas raíces permitimos a las plantas renovar su sistema radicular evitando de paso la acumulación de sales en el medio. Al menos conviene realizar una de estás podas de raíces cada seis meses, o cuando veamos que la maceta donde esta la planta se ha llenado completamente de raíces. La poda es una tarea sencilla pero delicada que siempre se debe realizar con cuidado y limpieza.
Comentarios
Deja tu comentario