Si eres nuevo en el mundo del cannabis, puede resultarte difícil entender la jerga utilizada por las personas que llevan mucho más tiempo en la escena. Incluso los conceptos que parecen sencillos, como la diferencia entre la hierba y el hachís, o los concentrados, o la forma de determinar la calidad de tu hachís, pueden desconcertar a los que no están familiarizados con ellos.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la hierba y el hachís?
En su forma más simple, la hierba son las flores secas sin procesar de la planta femenina del cannabis, mientras que el hachís es la resina de la planta femenina del cannabis, que se ha separado de la propia planta a través de medios mecánicos o químicos. Tradicionalmente, la separación mecánica ha sido el principal medio de extracción de la resina de las flores, ya sea a través del secado y del tamizado (tamizado en seco) antes de ser moldeado y prensado en placas, o mediante el uso de las manos para frotar la planta fresca de modo que la resina se queda adherida a la piel, de donde hay que rasparla después.
El hachís obtenido mediante el tamizado en seco es con diferencia el más común en términos globales. Varios de los grandes países productores, como Marruecos y Líbano, producen sólo hachís tamizado en seco, e incluso en Afganistán (junto con Marruecos, el mayor productor de hachís del mundo), la mayor parte del hachís destinado a la exportación es tamizado en seco. Sin embargo, Afganistán comprende parte de la región geográfica que es tradicionalmente conocida por producir hachís frotado a mano, y sigue produciendo cantidades importantes de hachís frotado a mano, junto con India, Pakistán y otros países del sur de Asia.
Técnicas de extracción modernas.
Durante las últimas décadas, se han desarrollado nuevas técnicas para la extracción de la resina de la planta a la vez que se minimiza el grado de material vegetal que queda. Muchas de estas técnicas pueden denominarse separación química, tales como el uso de gas butano para “extraer” la resina de las flores. Dichas extracciones suelen tener una potencia sin precedentes, con informes de hasta el 90% de THC, con relativa frecuencia. En comparación, los métodos tradicionales de elaboración de hachís, generalmente, producen productos que una vez terminados contienen del 15 al 40% de THC.
Otra forma de extracción, que es difícil de clasificar como química o mecánica, es la de extracción con agua y hielo. Técnicamente, este proceso (en el que el cannabis se empapa en agua con hielo para congelar los tricomas resinosos, y se agita para que se suelten de la planta) es principalmente mecánico, pero el agua tiene un papel más importante más allá de la congelación de los tricomas. La extracción con agua y hielo se puede realizar de varias maneras, algunas de las cuales requieren un equipo bastante caro, pero también se puede hacer en un cubo con una batidora de mano. Si se sigue esta técnica, es fácil ver cómo el agua ayuda a separar los tricomas y el resto de la materia vegetal. Los tricomas son mucho más pesados y se hunden hasta el fondo, mientras que la materia de la planta flota en la superficie.
¿Afecta el hachís al consumidor de forma diferente a la hierba?
El hachís elaborado correctamente suele ser más fuerte que la planta de la que procede. Esto no se aplica, necesariamente, a todos los tipos de hachís, ya que algunas formas de mala calidad pueden contener grandes cantidades de material de “corte”, que puede incluir arena, henna, plástico, aceite, o incluso pelo de animal o estiércol. Sin embargo, como regla general, el hachís es una forma más concentrada de la planta de la que procede, y de hecho, se convirtió en el principal medio de utilizar el cannabis en muchos países debido a que el cannabis local de exterior tiene una concentración relativamente baja de cannabinoides y hace falta consumir una cantidad importante para lograr un efecto que se pueda apreciar.
Aunque los elementos psicoactivos del hachís deben reflejar los de la planta madre, parece haber cierto grado de diferencia subjetiva en la naturaleza del efecto. Por ejemplo, muchas personas consideran que el hachís tiene un efecto más cerebral y más limpio, incluso si la propia planta madre induce un efecto más relajado y soporífero en el consumidor. Además de esto, muchas personas consideran que el sabor del hachís es más terroso y menos floral que el de la planta madre, aunque esto puede depender en gran medida del método de extracción y de la cantidad de material vegetal que quede en el hachís.
¿Cómo puedo evaluar la calidad de mi hachís?
Hay varias formas de evaluar la calidad del hachís. En primer lugar, la apariencia puede aportar varias pistas importantes. Por ejemplo, el hachís tamizado en seco, de buena calidad, debe presentar diferentes colores, de un ligero color marrón a amarillento o rojizo, y debe ser bastante consistente en el color (si está poco prensado; el hachís muy prensado suele ser más oscuro por fuera, y más claro por dentro). El hachís frotado a mano debe ser de color marrón oscuro, tirando a negro, y no debe presentar un color demasiado verde, ya que esto indica que contiene mucho material vegetal en su interior.
En términos de consistencia, el hachís tamizado en seco no debe ser demasiado seco. Si está demasiado seco, puede ser de hace mucho tiempo o haber estado mal almacenado, o puede tener cantidades importantes de material de corte. La consistencia deseada para un hachís tamizado seco, ligeramente prensado, es blanda, desmenuzable y un poco aceitosa o pegajosa al tacto. Un hachís tamizado en seco, muy prensado, puede ser más pegajoso y aceitoso, y puede ser muy duro, pero se ablanda lo suficiente como para ser utilizado si se aplica calor suave.
El hachís frotado a mano puede variar mucho en consistencia. Normalmente, debe ser denso y uniforme, y no demasiado pegajoso, ya que esto puede indicar la presencia de aceites añadidos. Sin embargo, algunos tipos de hachís frotado a mano muy limpios puede ser muy pegajosos y volverse casi a líquidos cuando se calientan. En estos casos, el sabor y aroma deberían indicar si el hachís es realmente limpio o si hay contaminantes presentes. Siempre se debe revisar el interior del hachís frotado a mano por si existe la presencia de moho, ya que la humedad de la planta fresca a menudo puede quedarse en el interior si no se procesa correctamente.
El sabor del hachís también puede variar mucho entre los diferentes tipos. El hachís tamizado en seco tiende a ser más terroso que el frotado a mano, que es generalmente más especiado y floral en sabor. Sin embargo, esto es una simplificación, ya que depende en gran medida de la planta madre y depende menos de la técnica utilizada para hacerlo. Generalmente, siempre y cuando no se detecte ningún sabor fuerte, a plástico o a químico, es seguro suponer que el hachís está limpio.
Por último, la prueba de la burbuja es una buena manera de determinar la calidad del hachís. Coge un pedazo pequeño de hachís y aplica una llama limpia (es decir, de un encendedor de butano o mecha de cáñamo en lugar de una cerilla). Si el hachís es de buena calidad, debería burbujear perceptiblemente bajo la llama y desprender un humo blanco puro. Si el humo producido es negro, quedarán residuos de hollín en el hachís una vez que se retire la llama, lo que indica la presencia de contaminantes.
Comentarios
Deja tu comentario