El uso de los hongos alucinógenos, tanto recreativo como con fines espirituales se remonta milenios en la historia de la humanidad. Sus aplicaciones dentro de programas de psicoterapia psicodélica son algo más recientes, pero ya desde mediados del siglo XX se descubrió mediante diversos ensayos clínicos, que ciertas sustancias psicodélicas, como la mescalina, el LSD o la ya mencionadapsilocibina, entre muchas otras, aceleraban y facilitaban ciertos procesos psicoterapéuticos.
Este estudio que hoy te exponemos, realizado en el año 2011 y dirigido por el doctor Roland Griffiths y realizado por la Universidad John Hopkins de Baltimore (Maryland/EEUU), ha profundizado en esta cuestión, intentando determinar qué dosis eran las más beneficiosas para el tratamiento con este tipo de enteógenos.
Mediante la selección de un grupo de participantes, de edades comprendidas entre los 29 y los 69 años, el equipo de investigadores ha centrado su esfuerzo en determinar qué dosis son las más adecuadas para este tipo de tratamientos, en un intento de eliminar las malas experiencias asociadas a la ingesta de la psilocibina, relatadas por muchos pacientes a lo largo de los años.
Las 18 personas seleccionadas para este estudio (17 de ellas sin ninguna experiencia previa con alucinógenos), realizaron cinco sesiones, de ocho horas de duración cada una, con un mes de separación entre cada sesión.
Durante las primeras cuatro sesiones, los pacientes recibieron distintas dosis del compuesto de psilocibina, y en la última de ellas, se les administró un placebo como punto de referencia y control.
En dichas sesiones, se recomendó a los pacientes que se pusieran cómodos tumbándose, y utilizando auriculares o antifaces con el fin de garantizar un entorno lo más agradable posible.
Ninguno de los pacientes estaba informado de las dosis que iban a tomar en cada sesión. Los investigadores se percataron de que las dosis más altas suministradas a los pacientes correspondían con mayores efectos positivos, y en concreto con la dosis máxima empleada, de 30mg por cada 70kg de peso, el 78% de los sujetos reportaron la experiencia como uno de los cinco eventos de trascendencia espiritual más importantes de sus vidas. Sin embargo, los informes también reflejaron que los momentos de ansiedad, miedo y estrés se multiplicaron por seis.
La segunda dosis más alta empleada, de 20mg/70kg, obtuvo como resultado sólo un informe de experiencias negativas por parte de los pacientes, y la dosis más baja administrada, de 5mg/70kg demostró obtener efectos positivos perceptibles y a largo plazo, efectos relacionados con la conducta, la actitud y en una perspectiva general. Hasta tal punto fueron positivos estos efectos que incluso los familiares y amigos de los pacientes percibieron estos cambios.
“Parece que hemos descubierto niveles de la sustancia y unas condiciones particulares para su empleo que ofrecen altas probabilidades para obtener una profunda y beneficiosa experiencia, con una probabilidad de dificultades psicológicas lo suficientemente baja, y muy bajos índices de riesgo” afirmó el doctor Griffiths.
Un seguimiento realizado 14 meses después del estudio mostró que el 94% de los sujetos definió la experiencia como una de sus 5 mejores y más significativas vivencias espirituales.
Estos descubrimientos sobre las posibles aplicaciones de la psilocibina realizados por la Universidad John Hopkins contribuyen a seguir desbloqueando los usos de esta sustancia en el plano de la medicina, y como ayuda para que las personas puedan afrontar eventos traumáticos como la muerte y otras formas de estrés profundo con una nueva y poderosa herramienta.
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